A veces no necesitas más café, sino un colchón que te respete
¿Te suena esta rutina?
Raúl tiene 39 años. Trabaja en una oficina donde el Excel es su segunda lengua y el café… su religión.
Todos los días, lo mismo:
Se levanta con el alma arrugada.
Se ducha sin abrir los ojos.
Se pone la misma camisa de siempre.
Y sale a sobrevivir. No a vivir. A sobrevivir.
Lo curioso es que Raúl pensaba que eso era normal.
Hasta que un día, mientras buscaba fundas nórdicas (porque adulto es quien compara rellenos térmicos un sábado), leyó esto en una web:
“No estás cansado. Estás mal acompañado (por tu colchón).”
El clic que cambia todo
Entró por curiosidad.
Pero se quedó por lógica.
Porque no era una marca más de colchones baratos con nombres inventados.
Era Edmon:
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Colchones de alta gama.
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Diseñados para quien exige dormir de verdad.
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Con 100 noches de prueba. Sin cuentos.
Raúl eligió el modelo Goya, firmeza alta, ideal para espaldas que llevan años quejándose sin ser escuchadas.
El antes y el después
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La primera semana, durmió igual.
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La segunda, se despertó antes del despertador.
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La tercera, volvió a correr por las mañanas.
No por postureo. Por energía real.
Hoy ya no es “el zombi de la oficina”.
Ahora es “el que da rabia”.
Ese que siempre está de buen humor. Que rinde. Que duerme bien.
¿Y tú? ¿Vas a seguir sobreviviendo o vas a volver a descansar?
Haz como Raúl.
Y deja que tu colchón trabaje por ti… mientras tú simplemente duermes.